Presentación Silverio López G.

Por lo tanto,  el binomio indisoluble y al que se habrá de poner el máximo de atención, debe de ser;

1.- Los clientes, “el cliente” siempre debe de estar, al centro de todas y cada una de las decisiones dentro de una empresa. “Servicio y calidad total”. Si no hay clientes, no hay negocio. Clientes satisfechos, con compras realizadas. Un cliente satisfecho, es la mejor y la más redituable inversión, que se puede y se debe de hacer en una empresa.

2.- Las utilidades, éstas tendrían que maximizarse con fórmulas “costo-beneficio”, controles que prevean y eviten pérdidas y mermas (en inventarios y en dineros), eficiencia y productividad en cada uno de los procesos, evitando realizar un trabajo 2 ó 3 veces (por posibles errores), ya que todos estos, son costos ocultos, que al final se traducen en pérdidas y que por lógica afectan directamente a las utilidades.

La eficiencia y la productividad, se deben maximizar dentro de la empresa con procesos articulados  “de manera integral”, que contengan lógica, sentido común, creatividad e innovación, utilizando herramientas tecnológicas, pero sobre todo, capitalizando “la inteligencia” y el conocimiento (de cada uno de los involucrados) y que su esfuerzo personal, sumado al de los demás, sea comandado con el don de mando de sus liderazgos , fuerte y enérgico, pero a la vez cortes y comprensivo, colaborando con ellos y predicando con “el ejemplo”, y que con todo ello, se generen sinergias positivas, compañerismo  y un buen ambiente de trabajo “en equipo”. Si todo esto se logra, el resultado final “maximizara las utilidades”, ya que al generar labor de equipo, seguramente habrá posibles ahorros en costos operativos al sumar capacidades y esfuerzos.

Comunicación efectiva, con órdenes claras y entendibles. Con ello se eliminarían posibles errores a futuro, las “malas praxis” generan paradigmas que después habrá que romper, cuando esto sucede se vuelve muy complicado y a la vez muy costoso para la empresa. Cuando no se transmite de manera correcta lo que se requiere, se crea un problema de falta de comunicación y una barrera de comprensión mutua, derivando todo esto en procesos tediosos y costosos, que al final también afectan a las utilidades. 

El capital humano es muy importante, premiar y promover a quien se esfuerza, esto hará la diferencia contra quien no lo hace, con lo cual, se conserva en la empresa a quien se esmera y produce, y se evidencia, al que se rezaga o es improductivo (se substituye por otro), con ello se logra una rotación de personal razonable y en línea con lo que la empresa requiere. Todo esto se traduce en equipos de trabajo sólidos, durables y eficientes. Las curvas de aprendizaje y capacitación son muy costosas, la exagerada rotación de personal en una empresa las convierte, de una “inversión en capacitación” correcta y justificada, a un gasto constante e inútil, y por lo tanto, al final también todo esto afecta directamente a las utilidades.

El despilfarro de recursos no debe de suceder, no hay dinero ni presupuesto que alcance cuando esto ocurre, se deben de crear presupuestos en base a “datos que contengan certeza y estén sustentados”, es fácil desviarse del camino y gastase “utilidades que todavía no se ganan”, endeudando así a la empresa, y a la larga ahorcándola, cuando se llega a este límite, el dinero más caro “es, el que no hay”, por lo tanto, habrá que recurrir a préstamos o al cierre de la empresa. Y cerrar una empresa, también cuesta mucho dinero. Una administración sana eficientiza el gasto, entendiendo que cada centavo engorda o enflaca los recursos del negocio.

Establecer estrategias con presupuestos realistas, sustentados, en una sana administración de los recursos económicos y materiales, dándoles seguimiento y control, también contribuyen a maximizar utilidades. El despilfarro tarde o temprano cobra sus facturas al negocio, lamentablemente éstas suelen ser muy dolorosas y costosas.

Cuando hay problemas y momentos de crisis, su observación  y análisis dentro de la empresa, debe de ser objetiva, pragmática, de autocrítica y de reconocimiento de errores, detectar lo que no está funcionado, corregirlo de raíz y no con parches cosméticos que disimulen aquello que obviamete se esté haciendo mal. Cuando no se toman decisiones a tiempo (por miedo a los costos económicos que esto pudiera implicar) a la larga estos se terminan convirtiendo en más costosos, decisiones oportunas y a tiempo, corrigen el rumbo y enderezan el barco. Estar inactivos también cuesta, por lo tanto habrá que resolver, lo que haya que resolver. “Acciones”.

La autocomplacencia es una pésima consejera, el hacer “como que no pasa nada”, a la larga es muy costoso.

Cuando hay problemas serios, empresas “sobre-diagnosticadas”, siempre caen en lo mismo, juntas y más juntas, todo mundo ya sabe cuál es el problema, pero nadie se esfuerza por corregirlo, la mayoría de las veces la solución está a la vista de todos, pero se complican tanto en justificarse por no accionar, que se pierden en ese interminable laberinto. Menos juntas y más acciones, menos pretextos y más propuestas, menos objeciones y más resultados. Con tanto ruido, es fácil el desviarse del objetivo primario. Al final se termina discutiendo “sobre otro asunto” y no se ocupan del verdadero problema y del motivo real de cada junta.

También cuando hay problemas y atorones en una empresa, muchos sugieren que hay que traer a “los que saben”, y entonces se contratan o consultan asesorías externas, la mayoría de las veces terminan convirtiéndose “en parte del problema”, incrementando el suyo a los problemas que ya hay dentro de la empresa, además del costo financiero que ello implica y que se suma al déficit que por consecuencia crea el atorón o el problema en cuestión.

Muchas de ellas parten de “diagnósticos equivocados”, por falta de información o poca ayuda interna, y que por cierto, para ellos (en el caso de las asesorías externas) es “el pretexto ideal”, ya que eso les justifica la falta de los resultados esperados. Son pocas las empresas de asesoría externa que son serias, en las que realmente se presentan alternativas que producen resultados, resolviendo así problemas y entregando beneficios a la empresa, lo cual justificaría el pago económico que por ello se les hace.

No hay fórmulas mágicas, pero si el diagnóstico es el correcto y la medicina es la adecuada, entonces sí pudiera haber soluciones para cualquier tipo de problema. Hacerlo de manera integral y no con parches cosméticos, podría ser “el antídoto” necesario, para corregir de raíz cualquier problema, combatiendo así el fondo del asunto y no la forma (que es, en donde muchos se pierden y esconden en pretextos), buscándole así como comúnmente se dice “tres pies al gato”

Quiero aclarar que no soy un idealista, ni un ingenuo, estoy plenamente consciente que no existe “el mundo perfecto”, o lo que en ocasiones se pudiera denominar “el escenario ideal”, pero considero que, es válido el tratar de acercarse a ello, al hacer planteamientos que pudieran resultar en mejoras y soluciones viables, y más, cuando éstas se fundamentan de manera coherente y con la lógica implícita.

Es por ello, que decidí crear este blog que quizás pudiera ser de ayuda para compartir experiencias y comentarios, en el cual se podrán exponer diversos temas, y qué, con la suma de experiencias y comentarios de colaboradores invitados, pudieran facilitar a otros que no han tenido la experiencia en la práctica o en aquellos que apenas comienzan, y que quizás, algo de lo aquí mencionado les pudiera ser de alguna utilidad.

“Las Ventas son una consecuencia de hacer muchas cosas bien y hacerlas en el orden correcto. Pensemos integralmente..”

"Un emprendedor ve oportunidades.... Allá donde otros, sólo ven problemas”.  - Michael Gerber -